miércoles, 28 de octubre de 2009

El original

Sus padres discutieron durante nueve meses su nombre, muchas veces fueron simples intercambios de opiniones, otras implicaron días sin dirigirse la palabra. Finalmente y ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo decidieron, como casi en todos los casos, que de ser varón el padre elegiría el primer nombre y la madre el segundo y en caso de ser mujer lo harían en orden inverso.

No quisieron conocer el sexo de la criatura, por lo que el día del parto las expectativas eran máximas. La anatomía del niño determinó que lo llamarían Juan Ernesto.

Un problema en el talón condenó al joven Juan a que nadie, salvo sus padres, lo llamara jamás por su nombre. La genialidad de uno de sus amigos los salvó del trillado apodo de rengo para que todos lo conocieran por patita quilombera.

jueves, 22 de octubre de 2009

Espejos

Cuando llegué a los 30 creí que estaba en condiciones de reconocer a un pelotudo. Que sólo unas palabras, un gesto o simplemente su apariencia me darían los indicios suficientes para catalogarlos.

Creo que no me equivoqué, que puedo distinguirlos y casi nunca fallo. Ese es el mayor problema. Últimamente la vida me está poniendo muchos especimenes de ese tipo en el camino y la mayoría de las veces de sus decisiones depende mi futuro.

Estoy empezando a pensar que probablemente sea uno de ellos. Por las dudas ando esquivando los espejos.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Office history

Mary nació en Kansas el 8 de diciembre de 1973, sus padres, ambos de nacionalidad argentina, emigraron al país del norte a fines de la década del 60. Durante los primeros años de residencia en tierra Yankee vivieron, siguiendo sus instintos, en una comunidad hippie.

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Un lustro después, Mario no pudo evitar sacar provecho de su viveza criolla e hizo algunos negocios que le permitieron sacar una considerable suma de dinero, lo que les garantizó a él, Marta, su mujer y a su pequeño vástago hacerse poseedores de una pequeña granja.

Desde aquel glorioso 6 de enero de 1974, día en el que durmieron por primera vez en la “Ponderosa”, así bautizaron su hogar, todo fue de maravillas. La familia se agrandó dos años después, con la llegada de Jonathan. Los niños Gómez crecieron sanos y fuertes entre cosechas de trigo, maíz y rodeados de animales.

Mary ama la vida en la granja, se levanta poco antes del amanecer y realiza los quehaceres de todos los días. Ordeña las vacas, alimenta a los cerdos, recoge los huevos del gallinero y verifica que los canales de riego funcionen perfectamente.

Algunas tardes, si es necesario, corta grandes troncos con su motosierra y los deposita en el galpón que está ubicado pocos metros detrás de la casa. Los días que no hay mucho trabajo hornea pasteles de manzana que pone a enfriar en el marco de la ventana.

Cerca de las seis de la tarde, luego de ducharse, enciende la computadora y entra a su facebook. Después de mirar las nuevas fotos que han colgado sus amigos se une a algún grupo copado o escribe comentarios en los muros de sus contactos y pasa algunas horas jugando a Office History, su aplicación preferida.

Desde el teclado comanda a Yolanda, su alter ego en el juego, con quien se divierte respondiendo mails, atendiendo el teléfono, sacando fotocopias y atendiendo a proveedores. Además tiene que soportar los gritos de su jefe y las incoherencias de su coordinadora de área.

Hoy Mary está más feliz que de costumbre porque un nuevo contacto comenzó a jugar Office History, con ese llegó a los quince amigos que juegan, por lo que en pocos días podrá comprar la cafetera para el box de Yolanda y su productividad aumentará el 10%.

Pasadas las diez Mary apaga la Pc y se acuesta a descansar, mañana la espera un duro día en la granja.

jueves, 15 de octubre de 2009

Pero no...

Como verán no hay más que abandono es este espacio. Cada tanto me pego una vuelta para ver como está todo. Vuelvo con ilusión, esperando encontrar que algún texto haya germinado, ver alguna flor, pero no. No tengo suerte. Me gustaría volver más seguido, con un puñado de palabras en el bolsillo, pero no. Vuelvo siempre con las manos vacías y me da bastante bronca ver que todo está igual, o peor. Hoy decidí al menos arrancar algunos yuyos del jardín y sacar de las paredes esas cáscaras de pintura que se despegan del aburrimiento.

Me quedan todavía esos textos en terapia intensiva que me prometí resusitar, aunque ya no estoy tan seguro de poder lograrlo.

Pasaba por acá y quise saludarlos. Tal vez la próxima visita..... tal vez no.