tag:blogger.com,1999:blog-87430961244099623972024-02-07T23:25:22.773-03:00SoneusSoneushttp://www.blogger.com/profile/03627575513703178472noreply@blogger.comBlogger9125tag:blogger.com,1999:blog-8743096124409962397.post-64165237459273061162009-03-30T21:24:00.003-03:002009-03-30T21:32:21.228-03:00Come as you are and suck my kiss (3/4/3)Me pasa que a los lugares los recuerdo como canciones. Por ejemplo, si me tomo el 37 en dirección a Lanús me resulta inevitable, a cierta altura de Combate de los pozos, no empezar a cantar Resumen Porteño. También me pasa con algunas personas, uno de ellos es el Chino. La razón es más que importante fue él quien me hizo escuchar el TDK que una vez más marcaría mi vida para siempre.<br /><span class="summarypost"><br /><a href="http://soneus.blogspot.com/2009/03/come.html">Seguir Leyendo... </a><br /></span><br /><span class="fullpost">Estaba en segundo año, esa mañana como tantas otras entré por el portón de la calle Palaá y fui directamente a la zona de los talleres. Era temprano y el único que esperaba el comienzo de la clase era el Chino. Estaba sentado en un banco de cemento que había en la puerta del taller de electricidad. Tenía los auriculares clavados en las orejas y movía frenéticamente la patita al ritmo de la música que se escuchaba desde unos metros antes.<br /> <br />Nos dimos la mano y siguió en su mundo. Le pregunté que escuchaba. Le volví a preguntar. Tuve que hacerlo nuevamente, esta vez golpeando su pierna para que me prestara atención. <br /><br /> — ¿Qué? –dijo elevando la voz-. <br /> — ¿Qué escuchás? –repetí-<br /> — Un disco que me grabó mi primo –dijo dándome el auricular derecho-<br /><br />Mis arterias, por autopista, llevaron la música a mi cerebro. La adrenalina subió de repente. Sentí la euforia.<br /><br /> — ¿Quiénes son?<br /> — Se llaman Nirvana – respondió el Chino-<br /><br />El disco era Nevermind.<br /><br /> — Suenan de puta madre –dije-<br /> — Suenan terrible –respondió- <br /> — Escuchá esto otro –dijo invirtiendo el sentido de la cinta en el walkman-<br /><br />Sentí una nueva inyección de adrenalina. No era Nirvana. Sentí el groove en mi cuerpo. Mi corazón se hinchaba cada vez más con los graves del bajo.<br /><br /> — ¿Y esto? –dije sin quitar la vista del walkman-<br /> — Red Hot Chili Peppers. Estos se llaman Red Hot Chili Peppers.<br /><br />De fondo sonaba Funky Monks y ya no estábamos en la escuela. Sólo dios sabe donde estábamos.<br /><br />Al final de la clase lo convencí de intercambiar cassettes por un día. Yo me llevaba ese tesoro y él Fear of the dark, mi última adquisición. El viaje de vuelta a casa fue el más lindo de aquellos años. Por primera vez no me importaba estar más de una hora en el colectivo. Es más hubiera deseado que no terminara nunca.<br /><br />Tengo muchos recuerdos muy lindos de esos dos años en la E.N.E.T Nº 3 de Avellaneda, pero el de aquella mañana es, sin lugar a dudas, el más lindo de todos. Esa mañana supe que ya no había retorno. Y no me equivoqué. Hoy cada vez que escucho esos discos me acuerdo del Chino, y cada vez que algo me hace acordar a él no puedo dejar de cantar Come as you are.<br /><br /></span>Soneushttp://www.blogger.com/profile/03627575513703178472noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-8743096124409962397.post-312585015792489022009-03-23T21:06:00.005-03:002009-03-23T21:17:53.696-03:00Diez textos en terapia intensiva<div style="text-align: justify;">Hoy me había prometido publicar la tercera y última entrega de “Discos que cambiaron mi vida”. Como se habrán dado cuenta las dos primeras no fueron gran cosa y si suponen que la tercera será la excepción están equivocados. Será igual o peor que sus hermanas mayores.<br /><br />Pero no es su mala calidad lo que me llevó a posponer su publicación, sino la angustia que me genera no poder producir el texto siguiente. En los ocho meses de vida de este blog me pasó sólo una vez, y fue hace mucho tiempo.<br /><br />Lo más preocupante es que la falta de textos no se debe a la ausencia de ideas, ya que estuve (y estoy) trabajando en varias historias que, sin lugar a dudas, son mejores que las publicadas últimamente.<br /><br />El caso es que no logro cerrarlas. Algunas están a medio hacer, a otras les falta simplemente cerrarlas y las demás están apostadas en las filas del borrador esperando que me decida de una buena vez a publicarlas.<br /><br />Supuse que contándoles que había diez textos en terapia intensiva dentro de la carpeta SoneuS en mi PC, sería el comienzo del parto. Estoy seguro de que si pongo un listado de los títulos (tentativos) de esas historias en coma, al menos alguna de ella verá la luz en las próximas semanas.<br /><br />En fin, nada asegura que esto resulte pero aquí va el listado:<br /><ul><li>Recursos Humanos</li><li>No te pongas Azul</li><li>Malas palabras</li><li>Primera vez</li><li>El otro dice</li><li>Causa común</li><li>Los mejores apodados</li><li>Lamiendo el pescadas</li><li>Tu casa es mi casa</li><li>Informe sobre tetas</li></ul>Espero que haga efecto: por mi salud emocional, la vida de mis pequeñas y para evitarles una nueva decepción. Eso si, tengan en cuenta que la próxima es la tercera parte de los discos, y eso no se negocia.</div>Soneushttp://www.blogger.com/profile/03627575513703178472noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-8743096124409962397.post-81269941452777954032009-03-03T20:32:00.013-02:002009-05-20T22:04:45.558-03:00Perdiendo el control (discos que cambiaron mi vida 1/3)Por definición, según la RAE, un padre es aquel varón o macho que ha engendrado. Es decir que ha dado vida. En mi caso mi viejo no sólo me dio la vida, también me la cambió para siempre. No fue con un acto heroico, ni con una lección de vida de esas que nunca se olvidan. Fue con un simple regalo.<br /><span class="summarypost"><br /><a href="http://soneus.blogspot.com/2009/03/perdiendo-el-control-3-discos-que.html">Seguir Leyendo... </a><br /></span><br /><span class="fullpost">Fue la tarde del 4 de diciembre de 1985, probablemente hiciera calor. Ese miércoles mi viejo tenía 29 años y era empleado de una metalúrgica del sur del Gran Buenos Aires. Supongo que salió del trabajo a las 15:00 y caminó los 80 metros que separaban el gran portón gris de la parada del colectivo. Es probable que mientras esperaba haya encendido un Le Mans Azul. Después subió al 33 o al 271, el que haya llegado primero, y se bajó algunas cuadras antes de la parada habitual.<br /><br />Casi no tengo dudas de que en el camino se cruzó con algún amigo al que le contó que era el cumpleaños de su pibe. Cambiaron algunas palabras, se despidieron y entró en la única disquería que había en el barrio. (Yo conocía bien ese local, solía quedarme ahí viendo discos cuando iba con mi vieja a hacer los mandados)<br /><br />Después, imagino que se habrá quedado frente a la vitrina en la que estaban los cassettes de Led Zeppelín, Deep Purple y Los Doors. Pasó sin escalas a la vitrina de Pappos Blues y Vox Dei; se tentó, pero creyó que sería conveniente regalarme algo nuevo. Puede que en ese momento sonara de fondo Soda Stereo, Virus o Los enanitos verdes. Es probable que mi viejo acercándose a mostrador haya hecho la siguiente pregunta:<br /><br />— Estoy buscando un disco para regalarle a mi hijo ¿Qué me podés recomendar?<br /><br />Posiblemente el vendedor contestó:<br /><br />— ¿Querés algo de moda?<br /><br />O simplemente haya dicho:<br /><br />— Mirá los que más están saliendo ahora son Nada Personal de Soda Stereo y Rockas Vivas de Miguel Mateos.<br /><br />Quién sabe… a quién le importa…<br /><br />La cuestión es que mi viejo llegó a casa con un pequeño paquete amarillo con un moño rojo. Recuerdo que abrió la puerta, tomó en brazos a mi hermana, le dio un beso a mi vieja y se acercó a mí. Con el brazo que le quedaba libre rodeo mi cuello y me besó la frente sobre el flequillo. — Feliz cumple —dijo extendiendo la mano con el pequeño paquete—.<br /><br />Sin abrirlo supe que era un cassette. Mi primer cassette.<br /><br />La portada era amarilla y rosa. Una línea diagonal separaba las tonalidades. En el centro un hombre con campera de cuero tocaba una guitarra. Sobre la imagen con letras blancas decía MIGUEL MATEOS – ZAS, al costado izquierdo de la imagen Rockas Vivas.<br /><br />Agradecí y miré a Papá con cara de ¿puedo ponerlo?. — ¿Qué esperás? —respondió con la mirada—.<br /><br />Abrí la tapa del Crown Mustang puse el cassette y apreté play.<br /><br />Después de una introducción de batería electrónica y teclado Miguel Mateos comenzó a cantar:<br /><br /> Si quiero convertirte en ángel,<br /> o arrancarte un botón,<br /> firmar la paz, andar desnudos,<br /> nena es tan sólo porque estoy<br /> perdiendo el control<br /><br /> Oh! Oh! Oh! perdiendo el control<br /><br />Creo que escuché esa cinta más de 1000 veces. Veintitrés años después, mientras escribo estas líneas y sus temas suenan nuevamente, esta vez en Mp3, recuerdo de memoria todas las letras.<br /><br />A pesar de haber escuchado cientos de discos mejores, tengo que reconocer que sin lugar a dudas Rockas Vivas cambió mi vida para siempre.<br /><br />Además, aunque no haya sido el más lindo, nadie se olvida del primer amor.</span>Soneushttp://www.blogger.com/profile/03627575513703178472noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-8743096124409962397.post-44451123679774530152009-02-18T20:51:00.006-02:002009-03-03T21:11:10.836-02:00Sé donde encontrarte (la historia)Nos vigilan, saben que hacemos y que dejamos de hacer. No nos siguen, ni tejen complejos planes para conocernos. No les hace falta, caemos solos. Sabiendo esto (el nacimiento de mi paranoia) comencé, hace algunos años, con la ardua tarea de desaparecer del mundo virtual: ya no tengo impuestos a mi nombre, mi celular no es mío, respondo amablemente a todas las encuestas; en cada una de ellas, claro está, vivo en un lugar diferente, tengo un teléfono distinto y mi familia se compone según la ocasión. Lejos estoy aún del triunfo, pero gozo de ciertos beneficios. La realidad es que estoy seguro de poder engañar a las máquinas, el problema comienza cuando la fuente no es una máquina sino una persona.<br /><span class="summarypost"><br /><a href="http://soneus.blogspot.com/2009/02/nos-vigilan-saben-que-hacemos-y-que.html">Seguir Leyendo... </a><br /></span><br /><span class="fullpost"><br />Hace algunas semanas, el 25 de enero exactamente, sonó el teléfono de casa, era la vigésima vez que sonaba ese día (volvíamos de unas largas vacaciones). Yo me estaba duchando por lo que fue Contxi quien atendió (como ocurre el 98% de las veces). La escuché reírse y repetir varias veces que era imposible, que el señor Soneus estaba duchándose en ese momento y no podía ponerme al habla. <br /><br /> — Llámelo en diez minutos –dijo antes de cortar-.<br /><br />Dejó el teléfono en la base y abrió unos centímetros la puerta del baño.<br /><br /> — Llamó uno de los chicos haciéndose pasar por un ruso –dijo asomando la cabeza-<br /> — ¿Quién era? –respondí-<br /> — No sé. No me quiso decir. Dice que te llama en un rato porque la llamada le sale muy cara y no puede esperar al teléfono<br /> — Qué raro que no se empezó a reír -dije- Ninguno aguanta más de dos minutos haciéndose pasar por otro.<br /><br />La secuencia me hizo pensar en el ruso, por un momento pensé que podía llegar a ser él quien llamaba. Lo descarté de inmediato porque estaba seguro de que era imposible que tuviera mi teléfono. No tenía tampoco el de la casa de mis viejos y los demás chicos del barrio también se habían mudado. Barajé un par de posibles autores del personaje y continué, muy a mi pesar, desarmando las valijas.<br /><br />Pasaron mucho más de diez minutos y la vida seguía su curso. Cenamos y nos fuimos a acostar. Pocos minutos después sonó nuevamente el teléfono. Esta vez atendí yo.<br /><br /> — Soneus habla el ruso –dijo una voz atolondrada-<br /> — Mirá vos respondí, acá habla el argentino. ¿Qué ruso me habla? ¿Sofovich o Verea?<br /> — Soy el ruso boludo<br /> — ¿Que ruso? –pregunté nuevamente-<br /> — El ruso –dijo-<br /><br />La tercera vez que reiteré la pregunta respondió un poco alterado.<br /> — EL-RU-SO. EL-RU-SO. ¿Cuántos rusos te llaman?<br /> — ¿Ruso? Fue nuevamente mi respuesta/pregunta –esta vez cambiando la entonación-. Rusito ¿sos vos?<br /> — Si boludo, ya te dije como veinte veces que soy el ruso.<br /><br />Yo estaba realmente perplejo, no entendía bien lo que estaba pasando. Lo cierto es que quien estaba al otro lado de la línea era el auténtico ruso. Estaba borracho y trataba de mantener un diálogo coherente, pero además del alcohol (<span style="font-style:italic;">Ron tome muuucho rooon</span>) había un impedimento más: los tres idiomas que se mezclaban en su cabeza (<span style="font-style:italic;">yoo hablo tres idiomas, tengo tress idiomas</span>). <br /><br />Como pudimos (Inglés/castellano/ruso/castellano/ingles) mantuvimos una conversación discreta. No teníamos muchas cosas de las que hablar. ¿Dónde estás? ¿Cómo te está yendo? ¿Cómo está tu familia? Y el inoxidable contate algo de la gente que se encuentra (o habla por teléfono) después de muchos años de no verse.<br /><br /> — Ahora soy boxeador –comenzó diciendo- si te agarro ahora te mato a piñas.<br /><br />La verdad es que no me gustó mucho la aclaración. Nadie te llama desde 8.000 Km. de distancia y te dice que si te agarra ahora te mata a piñas si no tiene, al menos, un motivo por el cual querría hacerlo. Yo sabía que podía tener alguno. Pero su relato continuó (para que se den una idea su manera de hablar podría asemejarse con la de Luca Prodan (obviamente borracho):<br /><br /> — Ahora estoy bien, porque ya salí de la cárcel.<br /> — ¿Cómo de la cárcel ruso?<br /> — Sí, de la cárcel, me metieron en cana. Un año en cana. Igual no me pasó nada. Yo los mataba a palos. Los mataba a palos a todos -Aclaró-<br /> — ¿Cómo un año preso ruso? ¿Qué cagada te mandaste?<br /> — Estaba manejando borracho. Yo estaba borracho y me pusieron preso<br /> — Ruso no te pueden meter un año preso por manejar borracho<br /> — Lo que pasa es que era la tercera vez que me agarraban manejando borracho.<br /> — No ruso, sos un boludo.<br /> — Si ya sé, pero ya está.<br /><br />Después me contó que le estaba yendo bien. Que trabajaba de albañil con su hermano. Que “<span style="font-style:italic;">el pendejo</span>” se había juntado con una minita polaca “<span style="font-style:italic;">muy buena chica</span>” con la que esperaba un hijo y que había dejado la heroína. Qué sus “<span style="font-style:italic;">viejos</span>” estaban muy bien (ganando muy buena guita) y que nos extrañaba mucho.<br /><br /> — Acá hay argentinos, pero no son buenos. Son unos soretes. Me quieren cagar, porque yo soy ucraniano. No les importa que haya vivido en la argentina.<br /><br />También me contó que se había comprado una casa “<span style="font-style:italic;">con pileta y todo</span>” pero que no le importaban ni la casa ni la guita.<br /><br /> — Ahora cuando tenga más guita me voy a volver –dijo-. Después me preguntó si tenía el teléfono de Jorge.<br /> — No lo tengo ruso, me mudé y no lo vi más.<br /> — Si ya sé que te mudaste. Me enteré que ahora vivís en Barracas con tu "mujer".<br /><br />Me preguntó si tenía hijos y ante la respuesta negativa me recomendó tenerlos. Después dijo que tenía que dejarme, que volvía a llamarme y cortó. No me dió tiempo a preguntarle, ni como, ni cuando, ni quien le había dado todos esos datos (después me enteré que había llamado a una vecina, que esta le había dado el teléfono de la mamá del Ñato y que éste le había resumido mi vida y pasado mi número). <br /><br />Más allá de la alegría de recibir su llamado la experiencia me sirvió para terminar de convencerme de que mientras haya humanos sobre la tierra por más que le escapemos al Facebook si alguien quiere saber sobre nosotros lo puede hacer. Eso sí, les sale 50 ctvos. (de dólar) el minuto. <br /></span>Soneushttp://www.blogger.com/profile/03627575513703178472noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-8743096124409962397.post-90300287119233789792009-02-02T20:56:00.005-02:002009-03-03T21:11:22.372-02:00Los rusos (el pie)Llegaron al barrio hace más de diez años. En esa época cuando llegaban nuevos vecinos montábamos complejo un plan de espionaje que nos permitía saber, a la brevedad, como estaba compuesta la familia. No lo hacíamos de chusmas, sólo nos importaba saber si había entre los nuevos habitantes una niña, es decir, si existía la posibilidad de meternos en una cama nueva.<br /><span class="summarypost"><br /><a href="http://soneus.blogspot.com/2009/02/los-rusos-el-pie.html">Seguir Leyendo... </a><br /></span><br /><span class="fullpost">Esa vez, y tantas otras, no tuvimos suerte. Eran una familia tipo, un matrimonio con dos hijos varones. Una familia como tantas otras. La única particularidad es que eran Ucranianos.<br /><br />Más allá de haberme decepcionado por completo al conocer el sexo de los vástagos de Papá Ruso y Mamá Rusa tengo que reconocer que la familia me atrajo desde el primer momento. Uno puede aceptar que, por esas cosas del destino, la suerte no lo ayude demasiado con el lugar de nacimiento. Lo que era inaceptable para mí era que una familia de Ucranianos, viéndose obligados a dejar su país, eligiera ese particular rincón de la Argentina como su “tierra prometida”.<br /><br />Quiso la casualidad que el mayor de los niños rusos tuviera nuestra edad. El sentido común de Papá Ruso lo llevó al único colegio secundario de la zona, donde estudiaban la mayoría de los chicos del barrio.<br /><br />Así fue que poco a poco “el Ruso” fue metiéndose en nuestras vidas. En principio era bastante divertido tenerlo como amigo, pero una vez que supimos escribir nuestros nombres, decir hola, gracias y todas las puteadas en ruso (¿?) no tenía nada original para ofrecernos.<br /><br />El Ruso tenía algunos defectos, el peor de todos, sin lugar a dudas, era su borrachera. Nunca supimos si el vodka le gustaba tanto como decía o tomaba cuatro o cinco vasos haciendo fondo blanco simplemente para hacerle justicia a la mejor cualidad vikinga. Lo cierto es que quedaba al borde del coma alcohólico y les puedo asegurar que no es nada fácil cargar con un cuerpo de casi dos metros y más de 100 kilos.<br /><br />Contrarrestando el choque cultural, los pequeños moscovitas se adaptaron rápidamente a las costumbres argentas, para que se den una idea a menos de un año de haber pisado América ya sabía que el vacío se ponía primero del lado del cuero, y discutía fervorosamente sobre las cualidades de los mejores asadores del barrio.<br /><br />A pesar de haber caído a nuestro país sin saber ni donde quedaba, ni como era, aprendieron a quererlo rápidamente. Si me apuran diría que eran en ciertos aspectos mucho más patriotas que nosotros. Jamás los escuché hablar mal del país, ni de crisis, ni de inseguridad. Amaban este país tanto o más que nosotros. Habían encontrado su lugar en el mundo, comenzaban a ser felices otra vez. Eran, incluso, más felices que antes. Todos menos Papá Ruso. Él sabía bien que quería un mejor futuro para sus hijos. Un día, sin consultarles nada decidió que era hora de volver a armar las valijas. Esta vez el destino no sería el sur, sino el norte.<br /><br />Así fue que por segunda vez en su vida Papá Ruso despojó a su familia de lo que más amaban y se los llevó bien lejos, a la tierra de las oportunidades.<br /><br />Lo último que supimos de él fue unos meses más tarde de su partida, poco después de haber comenzado el nuevo milenio, cuando llamó por teléfono al Ñato y le contó que, a <span style="font-style:italic;">pesarrr que ganarrr mucha guita</span>, quería volver, que Filadelfia era muy lindo, pero no podía olvidarse del barrio y mucho menos de nosotros.</span>Soneushttp://www.blogger.com/profile/03627575513703178472noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-8743096124409962397.post-77506753565694155012008-12-12T18:44:00.007-02:002009-04-17T18:03:52.634-03:00Algo habrán hecho<div style="text-align: justify;">Muchos años atrás, cuando todavía me afeitaba por gusto, yo era frontal. Decía lo que me parecía sin medir las consecuencias. No me importaba con quien estuviera hablando; ni donde, ni cuando. En algún punto entre aquella época y hoy algo pasó. Las muchas veces que me pregunto que fue ese “algo” no encuentro una respuesta, aunque recuerdo cosas bastante insólitas. Esta, sin duda, es una de ellas.<br /></div><span class="summarypost"><br /><a href="http://soneus.blogspot.com/2008/12/algo-habrn-hecho.html">Seguir Leyendo... </a><br /></span><br /><span class="fullpost">Como ya conté otras veces hice el colegio secundario en tres establecimientos distintos. Esto ocurrió pocos meses de haber ingresado al tercero. Si no me falla la memoria, y ninguna fecha patria se me escapa, tiene que haber sido en mayo. Todavía seguía siendo “el nuevo” y si hay un rasgo que me caracteriza es caerle muy mal a la gente a primera vista.<br /><br />En esa época todavía trabajaba en la obra. Me levantaba a las 5 de la mañana y me rompía las manos y la espalda hasta las 16. Llegaba a casa a las 16:30, me bañaba y salía corriendo al colegio. Podrán imaginarse que no tenía muchas ganas de conocer gente. Así que el trato con mis compañeros era casi nulo.<br /><br />La noche que me ocurrió lo que voy a contar todavía no tenía amigos del colegio. Días atrás la profesora de Literatura nos había pedido que escribiéramos un discurso. El mejor de los escritos sería leído durante el acto del 25 de mayo. De los treinta y tantos que éramos en el curso eligió el mío, no porque fuera bueno —supongo— sino porque a ninguno de los demás les importaba demasiado escribir.<br /><br />Lo cierto es que la semana siguiente el Grego se asomó a la puerta del aula, saludó al Profesor que estaba dictando clase y dijo: —Señor Soneus, podría venir un minuto por favor. Todos me miraron. Miré al Profesor esperando su aprobación y cuando asintió con la cabeza me levanté y salí del aula.<br /><br />El Grego era (y espero que lo siga siendo) más parecido a un ropero que a una persona. Daba Teoría de los Circuitos II, Laboratorio II, y otras dos materias que no recuerdo. Al igual que yo le caía terriblemente mal a la gente. Una vez que lo conocías era un pan de dios, pero hasta ese momento no nos conocíamos.<br /><br />Cuando salí del aula dijo seriamente:<br /><br />— ¿Podemos hablar un minuto?.<br />— Sí, claro —respondí— ¿Qué necesita?<br />— Acompañeme por favor —dijo— y me condujo a través de un pasillo hasta la sala de profesores.<br /><br />Me quedé parado en la puerta. No estaba muy seguro de querer entrar. El Grego ya se había sentado.<br /><br />— Pase por favor —dijo—.<br />— Si no le molesta prefiero quedarme acá —respondí—<br /><br />Se levanto de la silla, camino hacía mí, puso una mano en mi espalda, me metió dentro de la sala y me invitó con un gesto a sentarme. Después cerró la puerta y se sentó enfrente.<br /><br />— ¿Sabe por que está acá? —dijo mirándome fijo—.<br />— No tengo idea —respondí— pero a juzgar por la situación supongo que por nada bueno.<br />— Tampoco es porque haya hecho algo malo —dijo— hizo algo que no le conviene.<br />— Discúlpeme, pero no sé de que me está hablando.<br />— Le estoy hablando del discurso —respondió—<br /><br />Yo no recordaba siquiera que había una materia que se llamaba Literatura. Mi cabeza iba a mil. Aunque estaba seguro de no haber hecho nada malo, al menos, dentro del colegio.<br /><br />— Disculpe, no sé de que está hablando —dije—.<br />— Estoy hablando del discurso que escribió para el acto. ¿Fue usted el que escribió esto no? —dijo tirando el papel sobre la mesa—.<br />— Si —respondí— fui yo.<br />— ¿Usted sabe que no muchos años atrás lo hubieran matado por decir la mitad de las cosas que están escritas en este papel?.<br />— No entiendo —tartamudee fingiendo no saber de que estaba hablando—.<br />— No se haga el boludo conmigo —dijo sin levantar la voz—<br />— No me parece para tanto —respondí mirando el papel—.<br />— Eso es un arma de doble filo señor Soneus.<br />— Disculpe, no fue mi intención yo solo…<br />— Usted nada. Usted está loco. Como se le ocurre escribir eso.<br />— Le juro que.<br />— No me jure hombre. Hágase cargo de lo que hizo.<br />— Pero si no hice nada —respondí— ahora si casi al borde del llanto.<br /><br />Sentí que la puerta se abría y pensé que era lo último que iba a escuchar en mi vida. Otro profesor entraba a la sala.<br /><br />— Disculpá Orlando, ahora está ocupado —dijo Grego—. Nos podés dejar solos.<br /><br />Yo lo miré pidiendo auxilio, pero no fue suficiente. —Disculpen —dijo— cerró la puerta y se fue.<br /><br />— Como le estaba diciendo —prosiguió— hace un par de años, por decir mucho menos que esto, lo chupaban y lo mataban.<br />— Pero eso ya no pasa más —dije— mitad afirmando, mitad preguntando.<br />— Por suerte no pasa más —dijo Grego— y a mí me volvió el alma al cuerpo. —Pero sabe lo que si sigue pasando<br />— No, no sé —respondí—.<br />— Los discursos se siguen guardando. Una copia de todos los discursos. Con el nombre y el apellido de quien los escribe. Y si el día de mañana esos hijos de puta vuelven a hacer lo que hicieron van a encontrar esto firmado por usted. Entonces lo van a ir a buscar y lo van a hacer mierda.<br />— No sea exagerado —respondí—<br />— No soy exagerado. Soy realista. Usted habla sin saber, pero yo la viví de cerca. Entonces, si no se enoja, le vamos a hacer algunos cambios.<br />— Cambie lo que quiera —dije—<br /><br />A esa altura ya estaba totalmente relajado. Había entendido lo que me había querido decir. También era consciente del porque lo decía. Fue por eso que no me opuse.<br /><br />— Ahora que ya se aclaró todo. Me deja que le dé un consejo.<br />— Si, claro —respondí—<br /><br />Y acá comenzó un monologo del cual voy a hacer un resumen —en parte porque obviamente no lo recuerdo de memoria, en parte porque duró por lo menos 5 minutos—.<br /><br />— No tiene que ser tan frontal. Yo entiendo que está en una edad en la que se quiere llevar el mundo por delante. Pero tiene que camuflar un poco sus ideas. Mire que fue muy jodido lo que pasó. De todo lo que tenga ganas de decir, diga sólo la mitad, lo otro guardeselo para usted, comentelo con algún amigo, en su casa; pero nunca ante gente que no conozca. Mucho menos en una escuela. Tiene que usar más metáforas; tiene que decir, por ejemplo, “Me gusta el chorizo, pero me chupo la cachucha”.<br /><br />Escuché hasta ahí. Me mordí la lengua y aguanté como pude. Nada de lo que dijo después tuvo sentido para mí. Cuando terminó de hablar se paró y me pidió que volviera a clase.<br /><br />Fui al baño, me reí en silencio, me lavé la cara y volví a clase. Entré al salón, me senté y miré a mi compañero de banco con cara de nosabesloquemeacabadepasar. Él me miro por unos instantes, bajó la vista y siguió tratando de resolver la ecuación.<br /></span>Soneushttp://www.blogger.com/profile/03627575513703178472noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-8743096124409962397.post-61199126770777606032008-12-04T21:27:00.000-02:002009-03-03T21:12:03.936-02:00Veinte años no es nada<div style="text-align: right;"><span style="font-style: italic;font-size:85%;" >Sentir...<br />que es un soplo la vida,<br />que veinte años no es nada,<br />que febril la mirada,<br />errante en las sombras,<br />te busca y te nombra.</span><br /><span style="font-size:78%;">"Volver"<br />Alfredo Le Pera.<br /></span></div><br />Hace exactamente veinte años, el día que cumplí los diez, mis viejos me regalaron una bicicleta. Fue la segunda que tuve en mi vida, la primera 0km. Era una cross rodado 20 marca Pirillo. Era negra y gris, y era hermosa. Esa mañana creí que empezaba a transitar los últimos ocho años de dependencia. Durante esos años hice planes, muchos planes. Hoy veinte años después, ninguno se cumplió.<br /><span class="summarypost"><br /><a href="http://soneus.blogspot.com/2008/12/veinte-aos-no-es-nada.html">Seguir Leyendo... </a><br /></span><br /><span class="fullpost">Cuando cumpla los 18 voy a comprar un auto y una casa —pensé— y voy a viajar por el mundo. Lo seguí pensando, año tras año, cada vez con más fuerza porque me dijeron que cuando se desea algo realmente, de tanto desearlo, se vuelve realidad.<br /><br />Durante ese plazo estuve lo suficientemente ocupado como para darme cuenta que las cosas no serían fáciles. Estaba en mi mundo, como todo adolescente, y contaba los días esperando mi libertad. Soñaba con un <a style="color: rgb(51, 102, 255);" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRT_Tx881nV_QNsBLYDC3hhXAr9OvsF6n79On5JZqqJ_DXP3fORPhNh_LTFD0f43h77NutwmB1rBBW7_eRL7UXit64QBhQjuYRyuL4t1qvc6bXnrLBvCwZvLANrZXv3gAW-zg_LohVkRU/s1600-h/golgti94.jpg%20" target="_blank" onclick="window.open(this.href, this.target, 'width=350,height=200,top=200px,left=300px'); return false;">VW Gol</a> en el cual pasar a buscar a mi chica de turno y con una piecita, no más, en la cual pudiera hacer lo que quisiera.<br /><br />La tierra siguió girando alrededor del sol y aquellos sueños iniciales se fueron renovando, cada 365 días, con una tasa del 10%. Pero la vida se negó, una y otra vez, a darme un crédito y me vi obligado a posponerlos.<br /><br />A los viejos sueños, a los iniciales, se agregaron los nuevos. Y fueron cada vez más inalcanzables. Cuando descubrí que la casa y el auto estaban cada vez más lejos me di cuenta de que no estaba solo; que había otros a los que les estaban negando sus sueños y quise formar parte de un grupo que cambie la historia del país. El rumbo del mundo.<br /><br />Mientras esperaba mi oportunidad conseguí un trabajo serio y terminé, a los golpes, el colegio secundario. Me anote en la universidad, abandoné, me inscribí en otra carrera y volví a abandonar mis estudios. Me hice amigo de la depresión, me emborraché y escribí quinientas canciones. Escribí “La vida sin problemas es matar el tiempo a lo bobo” en una pared de mi cuarto y me hice cantante de una banda de Punk.<br /><br />Conseguí un nuevo trabajo y gasté mis ahorros en otra bici -la rodado 20 me quedaba un poco incomoda-. Viajé por el país, me anoté por última vez en la facultad, me divertí, lloré, reí, hice radio, me enamoré, cambié de trabajo, vi a mi equipo campeón y me recibí.<br /><br />Pero de cumplir mis sueños ni noticias.<br /><br />Hoy, exactamente veinte años después de aquella mañana de diciembre, lo más cercano al auto es un <span style="font-weight: bold;">auto</span>servicio a media cuadra de casa que abre 363 días al año y siempre tiene cerveza bien fría. La única que nombra la palabra casa es mi compañera cuando, dos por tres, dice <span style="font-weight: bold;">casa</span>miento; y formo parte de un grupo que no va a cambiar la historia del mundo pero se junta una vez al mes a jugar campeonatos de fútbol en la playstation.<br /><br />Más allá de eso no me puedo quejar. Tengo un trabajo en el que me pagan por escribir, los mismos amigos que aquella mañana y muchos más, a Conchi, el 2009 me encontrará en España y, después de varios meses, volví a escribir.<br /><br />A decir verdad, las cosas no me salieron tan bien como yo esperaba. Pero hoy, dos décadas después, soy tan feliz como aquella mañana.<br /></span>Soneushttp://www.blogger.com/profile/03627575513703178472noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-8743096124409962397.post-56490185349292064772008-12-02T18:08:00.014-02:002009-03-03T21:12:13.055-02:0002-12-07La semana pasada me invitaron a participar de una especie de cadena de la blogsfera llamada Happy endindg. La convocatoria fue de Kaleidoscope eyes quien, en los comentarios de Mi vida es aburrida, escribió lo siguiente:<br /><br /><span style="font-style: italic;">Tengo algo para ti en mi <a href="http://griseada.blogspot.com/" target="_blank">blog</a> y a pesar de que no sigue el formato de tu blog. Pues bien me acorde de ti anyway.</span><br /><br />En un primer momento pensé en hacer lo que hago con todas las cadenas (de mail) que recibo. Es decir, sin importar de quien provengan, descartarlas automáticamente. Sin embargo, y posiblemente porque quien me invitaba daba por hecho que ese tipo de contenido no se adaptaba a este espacio, decidí tomarme alguna licencia y hacer mi final de cuento. 90% para agradecerle su atención, 10% por testarudo.<br /><br />Es probable que mi final de cuento no sea lo mejor que pueda escribir, pero traté de describir en él uno de los domingos más lindos de mi vida. Quiso la casualidad que fuera hoy, exactamente un año después de aquel día.<br /><br /><a style="font-weight: bold;" href="http://soneus.blogspot.com/2008/12/feliz-domingo.html"><span style="font-size:130%;"></span></a><span style="font-weight: bold;font-size:130%;" >Feliz Domingo</span><br /><br />Ocurrió un domingo. Si hubiera sido cualquier otro día hubiéramos creído que era un milagro. Pero los domingos dios descansa. Al menos eso es lo que dicen.<br /><span class="summarypost"><br /><a href="http://soneus.blogspot.com/2008/12/feliz-domingo.html">Seguir Leyendo... </a><br /><br /></span><span class="fullpost"><br />Éramos poco más de tres mil. Habíamos llegado desde diversos lugares y nuestras realidades eran distintas, sin embrago esa tarde éramos todos iguales. En casa había quedado el resto, eran muchos más y lo vivían con la misma pasión.<br /><br />Estábamos nerviosos, muchos no habían pegado un ojo la noche anterior. Hubo quienes dijeron que no habían podido dormir por un mes. Y yo les creo.<br /><br />La mañana fue eterna y al mediodía miles de estómagos se cerraron y le dijeron, por primera vez en la vida, no a los ravioles de la vieja.<br /><br />La tarde no llegaba nunca, pero eso no nos impacientó. Si algo habíamos aprendido durante nuestras vidas era a esperar.<br /><br />Y sin avisar llegó la tarde. Nadie sabía como actuar. Los jóvenes miraban a los más grandes buscando una respuesta, ellos devolvían un gesto indescifrable. Éramos un manojo de nervios. Y así la fuimos llevando, basándonos en lo que nos habían contado, en lo que habíamos visto, porque nada de lo que habíamos vivido hasta ese momento se asemejaba a lo que nos estaba pasando.<br /><br />Habíamos llegado lejos. Muy lejos. Nos sentíamos grandes, más allá de que nos trataran como chicos. Que ya éramos grandes lo veníamos diciendo hace tiempo. Ahora teníamos que demostrarlo. Por eso y para eso estábamos ahí.<br /><br />En nuestros ojos sólo había verde, y David y Goliat. Y la batalla fue dura. Golpeo David y todos festejamos. Golpeó Goliat y todos pusimos la cabeza en nuestras manos. Había que aguantar. Y aguantamos. Y de tanto aguantar, al fin sucedió.<br /><br />Y nos fundimos en un abrazo interminable, nuestras gargantas hicieron el último esfuerzo y nuestros ojos derramaron lágrimas de alegría.<br /><br />Ese 2 de diciembre siempre será el domingo más hermoso.<br /><br />Esa tarde, aunque a cada uno de nosotros le faltó alguien a quien abrazar, estuvimos todos. Por primera vez en la vida éramos plenamente felices.<br /><br />Y la verdad es que valió la pena esperar.<br /><br /><br /></span>Soneushttp://www.blogger.com/profile/03627575513703178472noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-8743096124409962397.post-57842314416097271772008-11-25T19:05:00.015-02:002008-11-25T22:07:47.730-02:00Mi vida es aburrida<div style="text-align: right; font-style: italic;"><span style="font-size:85%;">All I can say is that my life is pretty plain<br /><span style="font-size:78%;">No rain – Blind melon</span><br /></span></div>Mi vida es aburrida. Supongo que lo es la de casi todo el mundo. Será por eso que nos aferramos a los libros y al cine, a las historias fantásticas. Es por eso que tenemos ídolos, porque su vida es mejor que la nuestra. Al menos es lo que creemos. Pensar que cada día puede ser “el día” es por lo único que me levanto de la cama, y hay días que son distintos. Este lo fue.<br /><span class="summarypost"><br /><a href="http://soneus.blogspot.com/2008/11/mi-vida-es-aburrida.html">Seguir Leyendo... </a><br /></span><br /><span class="fullpost">Los que no estamos conformes con nuestra vida tendemos a buscar emociones donde nunca las hubo, ni las habrá. Yo, por decir uno de los tantos lugares en donde las busco, pongo esperanzas en mi mail.<br /><br />Desde que abrí mi primera casilla de correo, hace ya varios años, cada vez que pongo el último caracter de mi contraseña, la ansiedad desborda mi cuerpo. Pero nunca hay en mi bandeja de entrada un correo que me cambie la vida. Casi nunca.<br /><br />Una tarde de invierno fue la excepción. El asunto decía LATE Mr. SONEUS.<br /><br />Supuse que era un SPAM. Igualmente lo abrí, quería saber de que se trataba. Su contenido era más o menos así (digo más o menos porque es mi nivel de inglés)<br /><br />Antes que nada había un logo muy <span class="subrayar"><a href="http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=8743096124409962397&postID=5784231441609727177#">paqueto<span>Lindo, distinguido</span></a></span>, una dirección de Camerún y un número de teléfono de trece dígitos. Debajo Mr Williams, escribió lo siguiente:<br /><br />Dear SoneuS,<br /><br /><span style="font-style: italic;">Esta es una carta personal entre Usted y yo. Espero no causarle ninguna pena (embarrasment) o shock, y sepa que no estoy equivocado al haberme contactado con Usted.</span><br /><br />A esta altura el corazón me latía a 10 mil pulsaciones por segundo. La herencia —pensé— ligué una herencia.<br /><br />No sabía si seguir leyendo. Comencé a sudar. El puntero del mouse comenzó a dibujar pequeños círculos en la pantalla. Los círculos comenzaron a ser cada vez más grandes. Traté se serenarme. Respiré hondo, encendí un cigarrillo y seguí leyendo.<br /><br /><span style="font-style: italic;">Mi nombre es X Williams</span> —continuaba el relato— <span style="font-style: italic;">soy uno de los socios del Estudio de abogados “X” de Camerún, África.</span><br /><br /><span style="font-style: italic;">Me comuniqué con Usted porque su apellido coincide con el de mi último cliente, Jhon Soneus, quien perdió la vida, junto a su mujer y su único hijo, en un accidente automovilístico en Kenia dos años atrás. Mi cliente, su única familia directa y los demás ocupantes del vehículo murieron esa tarde.</span><br /><br /><span style="font-style: italic;">Hasta el día de su muerte mi cliente había firmado innumerables contratos con empresas mineras que le habían dejado ganancias millonarias.</span><br /><br />Después de leer este párrafo casi no podía contenerme, quería concentrarme para seguir descifrando el contenido, pero me era imposible hacerlo. Me maldije en once idiomas (menos en ingles) y recordé todas las veces que me había negado a estudiar el idioma sajón.<br />Me <span class="subrayar"><a href="http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=8743096124409962397&postID=5784231441609727177#">puteé<span>Arg. Insulto = mamá prostituta</span></a></span> en Francés y odié más que nunca cada una de las horas que pasé tratando de aprenderlo.<br /><br />¿Para qué? —me preguntaba—, si nunca, jamás en los dos años de vida de mi casilla había recibido un mail en francés. Ni un spam me había llegado en francés. Ni la publicidad de una página porno. Ni la de un alargador peneano. Nada.<br /><br /><span class="subrayar"><a href="http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=8743096124409962397&postID=5784231441609727177#"> pauvre con!!<span>Fr. Boludo, Imbecil, idiota</span></a></span><br /><br />Traté de serenarme. Chupé el cigarrillo e imaginé e el próximo párrafo.<br /><br />“Mi cliente dejó un testamento en el cual hace acreedor de toda su fortuna a su primo argentino. En el que expresa que a pesar de no conocerlo lo apreciaba mucho y estará feliz sabiendo que Usted no dilapidará su fortuna. Dice que lamenta la situación actual de su país: Que está enterado de la renuncia del Señor Fernando de la Rua, y que usted no debe preocuparse por eso, ya que de ahora en más usted dispone de los medios necesarios para llevar una vida holgada.”<br /><br />Pero no, sus palabras eran las siguientes:<br /><br /><span style="font-style: italic;">Me pongo en contacto con Usted, señor SoneuS, porque en la cuenta de Jhon hay 12.500.000 dólares, cuyos únicos beneficiarios son, según su herencia, su mujer y su hijo. Y como le dije antes, Señor SoneuS, ellos están muertos.</span><br /><br />Es la mía —pensé—gracias dios! Chau a este <span class="subrayar"><a href="http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=8743096124409962397&postID=5784231441609727177#">laburo<span>Arg. Trabajo, empleo</span></a></span> de mierda, chau a madrugar, chau a todos.<br /><br />Creo que fueron los cinco minutos más felices de mi vida (hasta ese momento, después lo creí varias veces más). Ya me estaba haciendo el bolso para ir a París.<br /><br />—Viste <span class="subrayar"><a href="http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=8743096124409962397&postID=5784231441609727177#">salame<span>Arg. Idiota, estúpido </span></a></span> —me decía a mi mismo— viste que hiciste bien en estudiar francés.<br /><br />—bon jour mademoiselle, voulez-vous coucher avec moi?—repetí incontables veces bajando el tono de mi voz ante el reflejo en el monitor.<br /><br />Después levanté el teléfono y le dije a Matías:<br /><br />—Necesito que me digas si lo que dice el mail que te estoy reenviando es lo que yo creo. No lo dejé responder y corte para seguir leyendo.<br /><br /><span style="font-style: italic;">Como su abogado, y ejecutor de sus bienes, —continuaba el texto—el banco me ha enviado un aviso en el cual me comunica que de no encontrar un beneficiario para la herencia, la cuenta de mi cliente será confiscada por el gobierno.</span><br /><br />Ya lo encontró Sr. Williams, no busque más.—dije en voz alta—<br /><br /><span style="font-style: italic;">Mi cliente era ciudadano norteamericano, y aunque a usted le cueste creerlo no tiene ningún pariente que tenga derecho a reclamar su fortuna. Por ese motivo decidí buscar a través de Internet. Y ha sido mi día de suerte Sr. Soneus, ya que lo he encontrado.</span><br /><br />Yo comenzaba a desmoralizarme, incluso volví a prestar atención a mis obligaciones laborales mientras esperaba la respuesta de mi amigo. Intuí que lo que seguía no sería tan bueno.<br /><br />La tentación me venció y retomé la lectura cotejando mi traducción con lo que ofrecía el traductor de el mundo.<br /><br />Y tal como lo supuse, venía la parte fea:<br /><br /><span style="font-style: italic;">Suponiendo que usted no sea pariente de Jhon, no se preocupe, tengo las suficientes influencias como para que, trabajando juntos, logremos engañar a la entidad bancaria haciéndonos de la fortuna de mi cliente.</span><br /><br />Hasta mañana —dijo mi jefe asomándose sobre el tabique de mi escritorio—.<br /><br />Hasta mañana —respondí sin quitar los ojos de la pantalla—.<br /><br />De haberse ido quince minutos antes, mi respuesta hubiese sido otra y hubiera pasado de futuro millonario a ser el <span class="subrayar"><a href="http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=8743096124409962397&postID=5784231441609727177#">linyera<span>Arg. Ciruja, sin techo</span></a></span> más limpio del conurbano <span class="subrayar"><a href="http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=8743096124409962397&postID=5784231441609727177#">bonaerense.<span>Habitante del primer cordón que rodea la Capital Federal</span></a></span><br /><br />Fijé nuevamente la vista en el monitor y continué leyendo:<br /><br /><span style="font-style: italic;">Subsecuente a su respuesta, hablaremos sobre los pasos necesarios para la culminación de la empresa.</span><br /><br /><span style="font-style: italic;">Saludos cordiales,</span><br /><br /><span style="font-style: italic;">Mr. Williams</span><br /><br />Otra vez estaba aturdido, sin bien no todo era color de rosa existía la posibilidad.<br /><br />La posdata respondió a mis pensamientos<br /><br /><span style="font-style: italic;">P.D: No se preocupe Sr. SoneuS, tengo los documentos necesarios para realizar la transacción sin que Usted corra ningún riesgo: Por favor envíeme su nombre completo, su número telefónico y su número de fax a mi correo particular. xxx@xxx</span><br /><br />Es lo que pensás —escribió Matías en el Messenger— Ni se te ocurra a responderle.<br />— ¿Por qué no? respondí<br />—No seas boludo<br />—redactame la respuesta. Ponele que quiero más datos.<br />—Ni en pedo, andá a saber quien es ese tipo.<br />—Por favor<br />—No<br /><br />No hubo caso, Matías se negó a traducir mi respuesta y la otra persona de confianza que sabía hablar en inglés, seguramente, pensaría igual que él.<br /><br />Respondí corto para que no se notara mi analfabetismo sajón.<br /><br />Estimado Sr. Williams<br /><br />No voy a mandarle ningún dato mio si Usted no me da más precisiones. Soy argentino, así que por favor escríbame en castellano. (Escribí con mi inglés)<br /><br />Saludos cordiales,<br /><br />Sr. Soneus.<br /><br />Esa noche me costó dormir, sabía que en un 90% eso era irreal. Sin embargo el 10% restante pesaba demasiado.<br /><br />La mañana siguiente su respuesta estaba en la bandeja de entrada:<br /><br />Urgent Mr. Soneus—era el asunto—<br /><br /><span style="font-style: italic;">Señor Soneus, no sea estúpido mandeme cuanto antes sus datos así comenzamos la operación. Todo saldrá bien, así que Usted se quedará con el 20% de la fortuna de mi cliente.</span><br /><br />Mi respuesta fue inmediata y en castellano:<br /><br />Mirá sorete, está bien que yo sea argentino, que la esté pasando bastante mal y que nunca vi, y probablemente nunca vea ni en fotos dosmillonesymediodedólares, pero no voy a tolerar que me vengas a <span class="subrayar"><a href="http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=8743096124409962397&postID=5784231441609727177#">forrear.<span>Arg. Extorsionar, usar, manipular</span></a></span><br />Si querés más información mandame todos los datos que tengas y contame hasta el más mínimo detalle de lo que pensás hacer.<br /><br />Chau.<br /><br />Soneus<br /><br />Respondió inmediatamente:<br /><br /><span style="font-style: italic;">Por favor escríbame en inglés, estoy buscando un traductor, pero creame que no es fácil encontrarlo.</span><br /><br /><span style="font-style: italic;">No sea idiota, este es un gran negocio para ambos</span><br /><br /><span style="font-style: italic;">Mr. Williams</span><br /><br />Mi respuesta:<br /><br />Sr Williams:<br /><br />Si por ocho palos verdes usted no es capaz de conseguir un traductor lo lamento. Reconozco que tengo cara de boludo, pero por suerte usted nunca me la vio. Consiga el traductor y después hablamos.<br /><br />Nunca más tuve noticias de él.<br /><br />Esa misma noche mientras miraba “Expreso de medianoche” supe que había hecho lo correcto.<br /><br />Varios meses más tarde recibí un e-mail parecido. La historia era la misma pero la redactaba Mr. Collins.<br /><br />Ni me molesté en responder. Seguía siendo pobre, pero todavía me podía dar el gusto de ir al cine una vez por semana.<br /><br />Eso sí, me juré a mi mismo que al primer encuentro cercano del tercer tipo que tenga me la juego sin dudar.</span>Soneushttp://www.blogger.com/profile/03627575513703178472noreply@blogger.com34